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Septiembre 12, 2016 | Edgar Laponte
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Se dice que “la cabeza, el corazón y la médula de París”, es esa pequeña isla que se encuentra en el centro de la Ciudad Luz justo en medio del río Sena. Sus orígenes hablan del año 250 a.c., cuando una pequeña tribu gala llamada los parisii se asentaron en lo que hoy conocemos como La isla de la Cité. La población continuó creciendo a la par de la época medieval, y con el tiempo, esta pequeña isla se convirtió en sede de uno de los edificios más emblemáticos del mundo, la catedral de Notre Dame (1345 d.c.).
Aproximadamente dos mil años después de su fundación, en pleno auge económico y esplendor del imperio francés producto de la revolución industrial, el emperador Napoleón III encomendó en 1852 al Barón Haussmann la nada fácil tarea de renovar Paris; trasladarla de una ciudad medieval hasta convertirla en la ciudad más moderna del mundo. El objetivo no era sencillo, debía reflejar el poder económico, militar, político y cultural, proyectándola como la capital mundial de la política. El proyecto del Barón Haussmann, a pesar de su espectacular desarrollo de arquitectura imperial, de equilibrios majestuosos, respetando alturas y puntos de referencia, causo en su momento muchas y muy diversas reacciones; bajo la premisa “para construir se debe destruir” se eliminaron cientos de calles y construcciones antiguas. Se cree que la desaparición del Paris medieval originó la nostalgia parisina, causante entre otras cosas de la corriente artística conocida como el impresionismo. Todo esto sin imaginar, que estas nuevas obras proyectarían a Paris hoy en día como la ciudad más visitada del mundo.
La ciudad de Paris es de las pocas ciudades privilegiadas que se pensaron, se planearon y se reconstruyeron; el resultado es evidente, no es una casualidad que sea la ciudad más visitada y para muchos, la más encantadora y romántica del planeta. -¿Quién no ha deseado disfrutar de una caminata por las calles de esta impresionante ciudad?-
Seguramente y a pesar de vivir en una de ellas, jamás se ha preguntado: ¿cuál es la definición de ciudad? Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), la ciudad es 1.f. El conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. De acuerdo con esta definición, la ciudad es tan solo un inmueble, son pedazos de acero, concreto y asfalto carentes de vida y espíritu.
Gracias al Foro Urbano Mundial (WUF), por primera vez, se discutió la importancia de las ciudades en el desarrollo social, jugando un papel importante, como el contexto que influye en el comportamiento y progreso humano a través de proporcionar una vida digna. En consecuencia, se emite la Carta Mundial del Derecho a la Ciudad. Muchos consideran que esta carta representa un nuevo derecho humano, el derecho del humano a una ciudad digna que brinde las condiciones necesarias para la convivencia y el desarrollo.
De acuerdo con la definición del WUF, las ciudades son, potencialmente territorios con gran riqueza y diversidad económica, ambiental, política y cultural, y define que el modo de vida urbano influye sobre el modo en que establecemos vínculos con nuestros semejantes y con el territorio. Queda claro que para este organismo, la ciudad es un factor externo que afecta el comportamiento de las personas.
En la actualidad, surge un nuevo elemento alrededor de las ciudades, el mundo empieza a entrar en la preocupación de iniciar el nuevo milenio con la mitad de la población mundial viviendo en ciudades, y según las proyecciones, para el año 2050 el 65% de la población vivirá en zonas urbanas.
La humanidad ha construido y urbanizado ciudades sin sentido a lo largo de su historia, eventualmente y en muy especiales circunstancias, se han preocupado por proyectar ciudades como un ejemplo de desarrollo y poderío, sin embargo, nuca se ha considerado establecer preceptos universales de contenido para que “un conjunto de edificios y calles” pueda merecer el título de Ciudad.
Hoy, se debe entender a las ciudades como una extensión de la vida misma, como un ser vivo con espíritu propio, dador de vida y que forma un mismo ser con la especie humana; que brinda las condiciones para el desarrollo, procurando los escenarios que encaminan hacia el esplendor de la evolución humana.
La humanidad debe crear un Precepto Universal de Ciudad, obligando a los ayuntamientos a cumplir con elementos esenciales que aporten calidad de vida: especificaciones de áreas verdes, inclusión y respeto a porciones de agua, declaración de espacios de convivencia y esparcimiento, disposiciones de transporte público, mandatos para tratamiento de desechos, silencios en espacios de vivienda, reglamentos para zonas financieras y desarrollo de empresas, entre algunos más.
Una ciudad debe aportar el contexto necesario que brinde calidad de vida y aporte las condiciones necesarias para el desarrollo y la evolución de la humanidad.
Al igual que una ciudad aunque en menor escala, una empresa debe ser pensada, planeada y construida o reconstruida con detalle, tener vida y espíritu propio, y contener toda una visión intrínseca de lo que se desea lograr.
Haga de su empresa/proyecto su propio Paris, haga que sea un placer visitar y convivir en ella. Haga que sea una de las pocas privilegiadas que se planearon y después se reconstruyeron de acuerdo a su visión, y que no sea una simple casualidad que llegue a ser la más visitada del mundo.